Ministerios de la Iglesia de Dios

“1 Pedro 2:5 – En Sus manos, somos moldeados”

En Español

El verano está definitivamente aquí. ¿Cómo puedo decir? Fácil. Primero, estoy viendo a muchos de mis vecinos trabajando arduamente en la “limpieza de jardines y garajes” … y nosotos también nos hemos mantenido ocupados con el patio, ya que el clima invita a un crecimiento nuevo de la vegetación.

En segundo lugar, mis sinusities y alergias son desafiadas por el florecimiento de tantas flores.

Y tercero, las malezas que crecen profusamente en mi jardín, después de las lluvias de principios de verano aquí en el sur de Alabama, compiten con el césped.

Esta mañana estaba decidido a combatir algunas de las malezas. Tenía que llegar a la raíz del problema. La mayoría salieron fácilmente, pero luego llegué a unas de buen tamaño. Traté de sacarlas de esta manera, pero la raíz era tenaz. Me detuve a descansar por un momento.

Un pensamiento me vino a la mente acerca de una historia que una vez leí en una columna.

Como recuerdo la historia, un hombre paseaba por un bosque con su nieta a su lado. El hombre se detuvo, y señaló cuatro plantas. La primera era un pequeño brote. La segunda se había arraigado bastante firme. La tercera era ya un pequeño arbusto. La cuarta, se había convertido en un árbol pequeño bien desarrollado.

El anciano le dijo a su nieta: “Levanta esa primera planta”. La joven la levantó fácilmente con los dedos.  “Ahora saca la segunda”, dijo el abuelo. Con un ligero esfuerzo, también salió esa planta. “Y ahora la tercera”, la joven tiró con una mano, luego con la otra pero fue en vano. Luego, después de usar las dos manos y gruñir, la planta finalmente se aflojó y salió. “Y ahora”, dijo el anciano, “Prueba la cuarta”. La niña tiró del tronco del retoño con todo lo que pudo reunir, pero apenas una pequeña hoja tembló. “¡No se moverá!” Exclamó ella, frustrada.

“Así es, querida nieta”, dijo el anciano sabio, “con nuestros hábitos. Cuando son jóvenes y pequeños, podemos deshacernos de ellos, pero cuando son grandes y arraigados se endurecen y muchas veces no se pueden arrancar de raíz”.

¿Podemos aprender de esta historia? La forma en que nos permitimos pensar es importante. Es muy fácil, si no en nuestra vida cristiana, formar hábitos de pensamientos negativo, en cosas de poco o ningún valor, dejando que nuestros pensamientos vaguen sin rumbo fijo. ¡Incluso podemos olvidarnos de nuestro increíble llamamiento divino!

Cuando mantenemos un cierto pensamiento constantemente, lo que a menudo conduce a un acto, y una vez que el acto se repite una y otra vez, se vuelve profundamente arraigado dentro de nosotros y se convierte en parte de nuestro carácter. Y, si ese hábito es un pecado, note a dónde nos conduce. (Santiago 1: 14-15)

El Festival de la cosecha de las primicias o la temporada de Pentecostés está aquí. Es un punto de referencia del plan de los Días Santos de Dios. El Espíritu Santo de Dios le dio a la humanidad un poder dinámico y estímulo para cambiar y fortaleza para vencer la naturaleza carnal. Ahora es un buen momento para enfrentarnos a nuestros malos hábitos y erradicarlos antes de que sean tan grandes al punto que no podamos eliminarlos.

También me acuerdo de Filipenses 4: 8. ¡Piense en cosas honestas, justas, puras, de modo que cuando nuestros pensamientos y perspectivas se conviertan en hábitos y se conviertan en parte de nuestro carácter, produzcan una vida eterna feliz, abundante y feliz! Al cerrar esta carta, como hago todos los viernes por la noche … cuando entramos en el sábado santo de Dios … reflexionemos juntos sobre estos temas ¿Nos acompañan?

Nuevamente, que Dios continúe bendiciéndoles abundantemente. ¡Nuestras oraciones y pensamientos están con ustedes diariamente! Por favor, les pido que  oren por nosotros también.

 

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-Scott Hoefker

(Pastor, Ministerios de la Iglesia de Dios)