Saludos cordiales a ustedes, queridos hermanos, compañeros de trabajo y familia espiritual en la costa del Golfo de México e hijos de Dios dispersos, desde nuestras oficinas aquí en Spanish Fort.
Ya sea que todos estemos de acuerdo o no, los medios manejan y afectan lo que tomamos nota y a lo que prestamos atención. Este año han traído una cosa tras otra a nuestra atención, y generalmente se enfoca muy poco a la “buena noticia”. Cuando se les da una opción, es una tendencia humana enfocarse en lo negativo.
Mientras escribo, las noticias ya nos están informando para prepararnos por una tormenta tropical y una marejada ciclónica que, según dicen, probablemente se avecina para una parte de la costa del Golfo de México más tarde hoy.
Se espera que la tormenta Cristóbal, que actualmente se encuentra sobre México, se mueva hacia el norte a través del Golfo de México y toque tierra a lo largo de la costa central de Luisiana a última hora de la noche del domingo, o bien, temprano el lunes.
Para nosotros aquí tenemos de nuevo esa época del año. Durante las últimas semanas, hemos estado bastante secos aquí en el área del sur de Alabama en la costa del golfo. Una sequía severa ha consumido gran parte de los condados de Mobile y Baldwin, ya que los niveles de lluvia durante los primeros 14 días de mayo alcanzaron mínimos históricos. Una estación de noticias informó que era el mes más seco de mayo desde mediados de la década de 1880. Estos últimos días han traído lluvia, lo cual es bienvenido, pero en algunos casos el viento, los truenos y los relámpagos que lo acompañan me traen recuerdos vívidos.
Donde crecí en el estado de Nebraska, teníamos clima severo. Yo personalmente vi tornados, presencié y sentí las secuelas de tales con la destrucción dejada en su camino. Entonces, cuando caen las lluvias torrenciales, el viento fuerte y el clima desafiante, me hacen notar aún más.
Parece que en los últimos años hemos visto una serie de catástrofes climáticas aquí en los Estados Unidos, donde vivo; eventos como huracanes, lluvias torrenciales e inundaciones en Houston y otras partes de Texas. Así como también tornados en los estados de Texas y Oklahoma. La vida de muchas personas se ha visto afectada e interrumpida negativamente y ha habido pérdida de bienes y vidas.
¿Cómo se prepara uno para tales eventos destructivos repentinos y catástrofes? Debemos hacer una preparación prudente para eventos inesperados en nuestras vidas. Es apropiado tener pólizas de seguro para cubrir los costos médicos, daños a nuestros hogares y automóviles, y para pagar los gastos de funerales, etc. El ejercicio de la disciplina para guardar fondos en una cuenta de ahorros para el futuro tiene sentido. Es importante prestar atención a nuestra salud y dietas y hacer ejercicio para mantener una buena salud. Pero a pesar de todos estos esfuerzos, lo inesperado todavía tiene lugar. Las escrituras nos informan que “a todos les llegan el tiempo y el contratiempo”. (Eclesiastés 9:11).
Algunos se aferran a la promesa de que Dios nos protegerá de todas las cosas, pase lo que pase. ¿Es esto exacto?
Sea uno una persona notable, rica o talentosa o no. El auto a veces se descompone. La tormenta golpea nuestra localidad. Los delincuentes atacan en nuestra casa o a nuestras tarjetas de crédito. Nuestros cuerpos envejecen y nos afecta la artritis, el mal funcionamiento de la tiroides, la presión arterial alta, la disminución de la energía, sí, e inclusive el cáncer.
Acabamos de celebrar otro de los festivales de Dios, la fiesta de Pentecostés, y hemos meditado sobre lo que significa en el plan de Dios para nosotros. Existe una buena razón por la que observamos estos días año tras año.
Dios quiere que ustedes y yo tengamos en mente el panorama general.
En Mateo 6, Jesús abordó las necesidades físicas que todos tenemos en la vida. Él enfatizó: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6:33).
Cuando nos lleguen pruebas y desafíos inesperados, debemos volver a visitar las promesas de Dios y aferrarnos a la esperanza del llamado de Dios, sabiendo que Dios está trabajando con nosotros y a través de estos eventos para prepararnos para servir con Él en Su reino. Hay algo más que esta vida física, aunque fácilmente podemos distraernos y olvidarnos.
No disfruto de las pruebas, o cuando mi vida no sale como lo planeaba, y sé que probablemente que a ustedes tampoco les gustan. Jeremías comenta sobre tener las prioridades correctas. “Así dijo el Señor: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que Yo soy el Eterno, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice el Señor”. (Jeremías 9:23-24).
Todos hemos escuchado de personas que perdieron todo en términos de posesiones físicas en un incendio, tornado o tal vez incluso durante los recientes saqueos y manifestaciones. Es posible que personalmente hayamos sufrido pérdidas. Pero la mayoría sobrevive esa circunstancia y se ven obligados a recapacitar y evaluar lo que era realmente importante. Todos nos damos cuenta de que la familia, los amigos y nuestra fe eran mucho más importantes que las cosas físicas.
El apóstol Santiago residente en Jerusalén abre su carta dirigida a las doce tribus evaluando el enfoque de las pruebas y problemas. Puede haber habido guerras y conflictos que algunos de los israelitas y los miembros del cuerpo de Cristo estaban experimentando en ese momento en el área donde se exiliaron las diez tribus. “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia”. (Santiago 1:2-3). El Comentario del Nuevo Testamento de Albert Barnes observa:
“Aquí, sin embargo, la palabra se usa en el sentido de pruebas, a saber, por persecución, pobreza, y calamidad de cualquier tipo. No se puede decir que sean estímulos o tentaciones directas para pecar, pero prueban la fe y demuestran si el que es juzgado está dispuesto a adherirse a su fe en Dios, o si apostatará”.
El apóstol Pedro nos da algunas palabras alentadoras sobre las realidades de la vida y las pruebas que trae. “En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. . .” (1 Pedro 1:6-7).
¡Ustedes y yo no siempre podemos descubrir los “porqués” de los eventos que se nos presentan, pero podemos tener fe en que Dios construirá fe, resistencia y confianza en Él, lo que nos permitirá perseverar hasta el final!
¡Amigos, levantemos los brazos! Nuestras oraciones y pensamientos están con todos ustedes diariamente. Por favor, les pido que oren por nosotros también.