A menudo, antes de los días santos de Dios, muchos de nosotros, como Hijos de Dios, enfrentamos tentaciones y/o pruebas difíciles. Este año, a medida que nos acercamos a los Días de las Trompetas, de Expiación, a la Fiesta de los Tabernáculos y el Octavo Día, parece que este es el caso nuevamente.
Algunos han tenido heridas serias y graves. Algunos han padecido enfermedades graves o dolencias severas. Varios han sido víctimas de acusaciones injustas y falsas. Algunos han perdido seres queridos que murieron demasiado jóvenes. Varios han perdido empleo debido a su compromiso de honrar el sábado de Dios. Y la lista continúa . . .
Consideremos, reflexionemos, recapacitemos, pensemos y volvamos a examinar estas situaciones. ¿Por qué usted y yo experimentamos pruebas, problemas y experiencias dolorosas? ¿Y por qué parecen intensificarse a veces?
Estos eventos dolorosos se nos presentan, aún a pesar de tratar de ejercer la sabiduría, la precaución y el sentido común en la forma en que nos comportamos. Somos imperfectos. A veces podemos cometer errores y nos equivocamos inadvertidamente. Y sin embargo, algunos de ellos pueden causar daño, dolor y problemas. La vida es imperfecta. Nuestro adversario también hace su parte, pero con demasiada frecuencia lo culpamos de todo, sin tratar de discernir el gran propósito de Dios en nuestras vidas para todos nosotros. A veces podemos ser víctimas del mal juicio y los errores de otra persona. Muchos se convierten en víctimas de conductores de vehículos distraídos. Sufrimos porque no prestan atención como es debido. Casi a diario vemos en este mundo cómo se perpetra violencias contra víctimas inocentes.
Dios permite a los seres humanos tener una capacidad de agencia moral libre y les permite tomar decisiones que quizás traigan consecuencias dolorosas e hirientes sobre sí mismos y sobre los demás. El hecho es que Dios no nos protege de todas estas consecuencias.
Mi esposa y yo buscamos la protección y la guía de Dios en nuestra vida y actividades, y creo que ustedes también lo hacen. Nuestras visitas pastorales internacionales traen estrés y tensión sobre las cuales tenemos poco control. Sabemos que todavía hay accidentes, enfermedades y pérdidas que nos afectan a todos.
Si no tenemos cuidado, pronto podemos encontrarnos que pensamos de una manera bastante negativa, quizás incluso consternados. Podemos comenzar a ver en su mayoría las situaciones negativas de nuestro mundo, y nos lleva por un camino que Dios nunca pretendió. Nuestras vidas si no tenemos cuidado y no nos mantenemos conectados con Dios, pueden comenzar a reflejar una crisis tras otra con poca esperanza de soluciones.
¡Podemos afirmar, e insistir, en que la vida es a menudo injusta! De tal manera que a menudo es verdad. Hay cosas malas que les pasan a las buenas personas. Los mejores planes a veces pueden echarse a perder. Observemos este comentario de Salomón:
“Entonces volví a observar debajo del sol que no es de los veloces la carrera, ni de los valientes la batalla, ni de los sabios el pan, ni de los entendidos las riquezas, ni de los conocedores la gracia; sino que a todos les llegan el tiempo y el contratiempo. Porque el hombre tampoco conoce su tiempo. Como los peces que son atrapados en la red cruel y como los pájaros que quedan presos en la trampa, así son atrapados los hijos del hombre en el tiempo malo, cuando éste cae de repente sobre ellos”. (Eclesiastés 9:11-12)
Dios no está planeando cada detalle minucioso de nuestras vidas. Él interviene cuando y en la forma en que Él decide. Él es Dios, no nosotros. Para aquellos de nosotros llamados a ser discípulos, vivimos por fe y confianza en la obra de Dios en nuestras vidas. Él está trabajando un designio que tiene un impacto a largo plazo. Él puede sacar provecho de nuestras pruebas, aflicciones y problemas. (Romanos 8:28)
¿Por qué a veces no podemos ver lo que Dios ve? Es debido a que todavía no somos espíritu, vemos las cosas a través de nuestra lente y perspectiva humana y no vemos claramente como deberíamos. El apóstol Pedro escribió a los miembros que formaban parte de las tribus dispersas de Israel:
“. . . Que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para la salvación preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En la cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un tiempo corto, si es necesario, tengáis que ser afligidos momentáneamente por diversas pruebas, . . .” (1 Pedro 1:5-6)
No sabemos con certeza a qué pruebas se refería Pedro. Se dirigía a la “diáspora” (los judíos dispersos y otros israelitas en las áreas alejadas de Jerusalén). Es posible que hayan enfrentado hostigamiento por parte de los líderes militares y locales designados por el Imperio Romano. Pueden haber habido disturbios y trastornos sociales que crearon inestabilidad y otros desafíos. Los verdaderos discípulos que viven en una sociedad influenciada por el dios de este mundo y corrompidos por seres humanos carnales, experimentarán pruebas y aflicciones relacionadas con estas imperfecciones.
A medida que pasa el tiempo, usted y yo también nos enfrentaremos a las mismas circunstancias. Sabemos que la vida definitivamente no se está volviendo más simple. ¿Verdad? Cristo advirtió a sus discípulos, que de hecho este sería el caso.
El apóstol Santiago hace comentarios e instrucciones similares.
“Hermanos míos, tenedlo por sumo gozo cuando os encontréis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Para que la paciencia tenga su obra completa para que seáis completos y cabales, no quedando atrás en nada (sin que os falte cosa alguna).” (Santiago 1:2-4)
Tenemos que mantenernos firmes y enfocados en cuál es la voluntad final de Dios. Nuestra perspectiva humana tiene que cambiar. Por lo general, el júbilo, la alegría o el deleite tranquilo llegan más tarde, después de que uno ha soportado y perseverado durante la prueba, o el juicio. Al aferrarnos a la fe, la confianza y la obediencia en nuestro Dios amoroso a través de pruebas y aflicciones, demostramos y fortalecemos nuestra fe. Sí, en última instancia, esa fe proviene de Jesucristo viviendo en nosotros, pero nosotros también tenemos que cumplir nuestra parte, que es muy real. (Gálatas 2:20).
Dios nos bendecirá a medida que cumplimos. Dios da Su espíritu a quienes lo obedecen y confían en Él. (Hechos 5:32.) Esta fe permanente mejorará la confianza y la tranquilidad, así como también la paz mental a medida que aceptamos y perseveramos en superar pruebas y problemas. ¡El permitir que Su espíritu viva en nosotros es formidable! Nuevamente, esto cambia nuestra perspectiva.
Continuando con los comentarios del apóstol Pedro,
“. . . para que sometida a prueba vuestra fe, siendo mucho más preciosa que el oro que perece, aunque sea probado con el fuego, pueda ser hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo . . .” (1 Pedro 1:7)
Nuestro enfoque debe ser el estar preparados y luego lograr la entrada al reino de Dios al regreso de Jesucristo. El valor de esto está más allá del oro, la plata o cualquier otra cosa que podamos adquirir o desear físicamente. Dios quiere que solidifiquemos y cementemos nuestra confianza y lealtad en, y hacia, Él. El apóstol Santiago también nos señala nuestro futuro increíble.
“Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba; porque, cuando haya sido probado, recibirá la corona de vida que el Señor ha prometido a los que le aman.” (Santiago 1:12)
Los antiguos israelitas experimentaron algunas de las plagas que fueron enviadas sobre los egipcios. Pero Dios usó estas plagas y pruebas para resolver la liberación de Su pueblo de Faraón y Egipto. Solo puedo imaginar si hubiera estado viviendo durante ese tiempo qué problema, o prueba, debió haber sido.
Recuerde. ¡Dios lo resolvió y salió todo bien al final! Dios quiere que confiemos en Él y que miremos positivamente el futuro y el resultado final. Estos recordatorios se presentan en los capítulos 4, 7 y 29 de Deuteronomio, etc. Continuando con las palabras alentadoras que nos da Pedro,
“. . . cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas”. (1 Pedro 1:7-9)
Si todo va bien en nuestros caminos, sin tener dificultades que Dios no nos “arreglara” de inmediato. ¿Qué parte de Su carácter, que tanto necesitamos, nos faltaría? Una nueva creación, o criatura, significa solo eso, nuevo o cambio. Este tema podría usarse en un sermón, pero terminemos nuestra plática por ahora. Que nuestro Dios de gracia nos anime a todos en cualquier circunstancia en que estamos experimentando.
¡Esperemos con un corazón agradecido y alegre estas próximas fiestas santas del Señor, y confiemos en que Él estará con nosotros durante las próximas semanas venideras! Ahora que cierro esta carta, como hago todos los viernes por la noche . . . al entrar al sábado del Señor . . . les pido que me acompañen a que reflexionemos juntos sobre estos temas. ¿Lo harían?
Y nuevamente, que Dios continúe bendiciéndoles abundantemente. ¡Nuestras oraciones y pensamientos están siempre con ustedes diariamente! Por favor, les pido que ustedes oren por nosotros también.