Amigos, hermanos en la fe, compañeros de trabajo, familia espiritual, hijos de Dios en la dispersión: desde mi oficina “móvil” en Tennessee, reciban un cálido saludo. Mi esposa y yo estamos orando con la esperanza de que se encuentren bien y hayan tenido una semana bendecida. Todavía estamos viajando y ahora de vuelta en Murfreesboro, donde permaneceremos este sábado y ofreceré servicios de transmisión por Internet en vivo desde aquí. Fue un día de viaje de 13 horas el miércoles, así que estamos un poco cansados. Planeamos conducir de regreso a Spanish Fort el domingo.
Como mencioné en pasada oportunidad: en 2013, la congregación de la Iglesia de Dios de Omaha, Nebraska, donde yo crecí, celebró el quinciagésimo aniversario de estar reuniéndose para loar al Eterno.
Al conversar con los hermanos, algunos de los asistentes nos referimos a nuestro “legado de celebrar los Días Santos y las Fiestas del Señor, así como cada sábado, el séptimo día de la semana, que es la primera de las fiestas enumeradas”. Se nos recordó que algunos ministros conocidos fueron decisivos al llamar la atención de la iglesia sobre la observancia de estos festivales. En Los intensos estudios bíblicos de un hombre ca.1927, se sustentó que los cristianos debían guardar tanto el sábado, séptimo día de la semana, como los días santos anuales de Dios. El conflicto generado por los estudios aumentó, debido a las enseñanzas sobre la identidad de Israel y los días de reposo anuales impartidas por la entonces sede de la Iglesia en Salem. En 1938 se le pidió a un ministro que devolviera sus credenciales por continuar predicando en contra de la “doctrina de la Iglesia”. El ministro aludido no fue el primero ni el único en enseñar la relevancia de las festividades bíblicas. Un predicador de la iglesia de Dios llamado G.G. Rupert escribió sobre el apoyo a la observancia de los festivales bíblicos. El siguiente aparte se extractó de la Historia de la Iglesia de Dios del Séptimo Día cuyo autor es Richard C. Nickels:
“En mayo, junio y julio de 1913, las publicaciones de El Abogado de la Biblia presetaron artículos que apoyaban la observancia de los días festivos. Fueron escritos por G.G Rupert, un ex Adventista del Séptimo Día, quien más tarde fue editor del periódico El Remanente de Israel (1915-?). La premisa inicial de Rupert era que “no hay un solo texto en el Nuevo Testamento que enseñe que cualquier ley que Dios haya dado alguna vez fue abolida y clavada en la cruz. . . “y que solo han cesado los sacrificios y ofrendas, como se indica en Daniel 9:27. Rupert era un independiente que por un tiempo estuvo de acuerdo con la Iglesia de Dios de Stanberry, pero debido a la negativa de aceptar sus enseñanzas, formó un movimiento aparte”.
Nickels transcribe lo que el líder de la Iglesia de Dios, Andrew Dugger, escribió sobre la posición oficial de dicha Iglesia. “En la sección” Rincón de preguntas “, Dugger explicó Romanos 14:15 de la siguiente manera: “La muerte de Cristo puso fin a los días de fiesta, y las carnes y bebidas, que eran sombras. Aquellos que rechazaban a Cristo aun guardaban estos días de reposo festivos. . . “y Pablo les dio instrucción contraria, Colosenses 2:16”.
Nickels también menciona a otro hombre que promovió la observancia de los días santos. “En 1916, G.W. Sarber de Knox, Indiana, escribió en el Abogado de la Biblia apoyando los días festivos anuales. Mencionó que Pentecostés tiene lugar 50 días a partir del 16 de Nisán, la Fiesta de los Tabernáculos es el día 15 del séptimo mes y el octavo día de los Tabernáculos es también un descanso sabático. “Estas son las fiestas del Señor, y desde el punto de vista de la Biblia son tan vinculantes para los hijos de Dios en este tiempo presente como lo eran cuando Dios los ordenó al Israel de la antigüedad”. Por supuesto, Sarber determinó incorrectamente la fecha de Pentecostés, pero abogaba claramente por la celebración de las fiestas.
Entonces, mis amigos y hermanos, ¿cuál es nuestra base bíblica para celebrar las fiestas mencionadas en Levítico 23? Me han hecho esta pregunta muchas veces a lo largo de los años, e incluso recientemente. Es bueno revisar las explicaciones bíblicas.
Primero, Jesús nos dio un ejemplo, no solo del manejo del sufrimiento y la persecución, sino también de la práctica de la justicia y el rechazo al pecado (Mateo 3:15; 1 Pedro 2: 21-22; Hebreos 4:15). Jesús celebró las fiestas bíblicas cuando era joven (Lucas 2: 41-43). El Evangelio de Juan registra al Maestro subiendo a Jerusalén para celebrar la Fiesta de los Tabernáculos (Juan 7: 2-14). Igualmente observó la Pascua y ordenó a sus discípulos que la celebraran. (Lucas 22: 1-15)
La iglesia primitiva y los líderes de la iglesia celebraban los festivales bíblicos. Los discípulos estaban todos juntos en Jerusalén en el momento de Pentecostés (Hechos 2: 1.) Jesús “les había mandado que no se fueran de Jerusalén, sino que esperaran la promesa del Padre” (Hechos 1: 4). Jesús sabía que estarían en Jerusalén para observar la Fiesta de las Semanas (o Pentecostés) y sabía cuándo el Padre enviaría el Espíritu Santo. El historiador Lucas registra las ocurrencias de los días festivos, lo cual tiene sentido si él y los discípulos los estaban observando. (Panes sin levadura: ver Hechos 12: 3-4 y Hechos 20: 6) (Expiación ver: Hechos 27: 9).
La iglesia primitiva fue vista como una “secta de los judíos”. Ananías, el sumo sacerdote y los ancianos, llevaron a un orador, Tértulo, a Cesarea para acusar a Pablo. Tértulo se refirió a Pablo como el cabecilla de la secta de los nazarenos. Pablo argumentó: “respecto al Camino, que ellos llaman una secta, yo adoro al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que están escritas en la Ley y los Profetas”. El apóstol adoró de acuerdo con lo que estaba escrito en el Pentateuco y los Profetas. Por su parte, los fariseos también fueron catalogados como una secta. (Hechos 15: 5).
Cuando Pablo llegó a Roma, envió por los líderes de los judíos para defender su caso. Dijo: “No he hecho nada contra nuestro pueblo ni contra las costumbres de nuestros padres” (Hechos 28:17). Los judíos respondieron: “Pero deseamos saber de ustedes lo que piensan; porque en cuanto a esta secta, sabemos que se habla en contra de ella en todas partes” (Hechos 28:22). Si Pablo y los discípulos hubieran abandonado la observancia del sábado y las festividades y mandamientos bíblicos, no hubieran sido identificados como una secta de los judíos. En próxima oportunidad examinaremos más a fondo la evidencia que respalda a la iglesia que observa los festivales bíblicos…
Como mencioné, el Festival de las Trompetas se estará celebrando en unas pocas semanas. Espero con ansias las próximas fiestas de Dios, ¡y sé que usted también!
¡Brazos arriba amigos! Nuestras oraciones y pensamientos están diariamente con ustedes. Por favor oren por nosotros también.