Saludos cordiales una vez más amigos, hermanos, compañeros de trabajo, familia spiritual, e hijos de Dios dispersos desde aquí en la Costa del Golfo en el sur de Alabama. Mi esposa y yo oramos y esperamos que estén bien y que su semana haya sido bendecida.
Me estoy recuperando lentamente de una cirugía y reconstrucción del hombro y nuevamente les agradezco a todos por sus continuas oraciones durante este proceso.
Hace dos sábados (8 de noviembre) terminamos nuestra discusión con esta declaración: “La circuncisión física era simbólica de un evento más importante y significativo.” Continuemos con esta discusión…
El signo de la circuncisión relacionado con el pacto con Abraham y con el Antiguo Pacto era simbólico de un cambio y compromiso aún más profundo y significativo.
El apóstol Pablo se refiere a esto en varias ocasiones. “Porque no es judío el que lo es exteriormente, ni es la circuncisión la que es exterior en la carne; sino que es judío el que lo es en lo interior; y la circuncisión es la del corazón, en el Espíritu, no en la letra; cuyo elogio no proviene de los hombres, sino de Dios.” (Romanos 2:28-29)
La circuncisión física demostraba una sumisión voluntaria por parte del individuo a los términos del pacto. Bajo el Nuevo Pacto, el creyente pasa por un ritual significativo: el bautismo. El que es bautizado pasa por una muerte ritual del viejo ser y resucita del sepulcro acuático del bautismo como una nueva persona, seguido por la imposición de manos para recibir el Espíritu Santo.
El apóstol Pablo vincula la circuncisión del corazón con el bautismo. “En quien también fuisteis circuncidados con una circuncisión no hecha a mano, al despojaros del cuerpo de los pecados de la carne, en la circuncisión de Cristo; habiendo sido sepultados con él en el bautismo, en el cual también fuisteis resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios, que le levantó de los muertos.” (Colosenses 2:11-12) Pablo llega a lo que realmente es importante respecto a la circuncisión física. “La circuncisión no es nada, y la incircuncisión no es nada, sino que lo que importa es guardar los mandamientos de Dios.” (1 Corintios 7:19)
La circuncisión del corazón no es un concepto solo encontrado y expuesto en las Escrituras Griegas. También se menciona en las Escrituras Hebreas. “Y ahora, Israel, ¿qué te pide Jehová tu Dios, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y que sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos que yo te ordeno hoy para tu bien? Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz.” (Deuteronomio 10:12-13, 16)
Deuteronomio 30 se refiere al futuro reagrupamiento de las tribus de Israel y un tiempo de bendición y liberación de sus enemigos. El concepto de la circuncisión del corazón vuelve a ser tocado. “Y circuncidará Jehová tu Dios tu corazón, y el corazón de tu descendencia, para que ames a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, a fin de que vivas.” (v.6) Este es el tiempo cuando se hará un Nuevo Pacto “con la casa de Israel y con la casa de Judá” y Jehová pondrá su “ley en su mente, y la escribirá en su corazón.” (Jeremías 31:31-33)
Junto con las leyes y mandamientos básicos que fueron dados en el Sinaí (o pacto antiguo), había rituales e instrucciones temporales que eran aplicables a una nación carnal y física, y que formaban parte de una estructura que administraba y coordinaba estas instrucciones.
Noten que el apóstol Pablo se refiere a varios rituales y ordenanzas que tenían lugar en el Templo que aún estaba en pie en su época, pero señala un tiempo en que ya no serían necesarios. “Esto era símbolo para el tiempo presente, en el cual se ofrecían tanto ofrendas como sacrificios, que no podían hacer perfecto al que hacía el servicio, en cuanto a la conciencia, ya que se ocupaban solo de comidas y bebidas, diversas abluciones y ordenanzas carnales impuestas hasta el tiempo de la reforma.” (Hebreos 9:9-10)
Jeremías registra una declaración interesante hecha por Jehová. “Porque no hablé con vuestros padres, ni les mandé en el día en que los saqué de la tierra de Egipto, acerca de holocaustos ni sacrificios.” (Jeremías 7:22) Los detalles de los sacrificios y rituales de purificación no se describen en las instrucciones iniciales que Moisés recibió, registradas en Éxodo 20-23. Fueron añadidos más tarde, cuando Moisés ascendió nuevamente a la montaña sagrada.
El rey David tuvo que confrontar sus graves pecados relacionados con Betsabé y Urías. Se dio cuenta de lo que era importante respecto a lo que Jehová deseaba de él. “Porque no deseas sacrificio, o de lo contrario lo daría; no te agrada el holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; el corazón contrito y humillado, ¡oh Dios, no lo despreciarás!” (Salmo 51:16-17) Incluso las instrucciones sobre usar borlas o flecos en la vestimenta fueron añadidas más tarde debido a las consecuencias de quebrantar el sábado. (Números 15:32-38) Las borlas con el hilo azul debían recordar al pueblo los mandamientos de Dios y la necesidad de observarlos. (vv. 39-40) Sin embargo, bajo el Nuevo Pacto, el Espíritu Santo de Dios es enviado para recordar y fortalecer el aprendizaje de los discípulos, trascendiendo esos detalles físicos. (Juan 14:26; 1 Juan 2:27) Esos detalles físicos ya no son requeridos por Nuestro Padre y Su Hijo como discípulos del Nuevo Pacto.
Cuando se dieron instrucciones específicas para que se trajeran a los creyentes gentiles, también hubo un comentario revelador. “Porque Moisés, desde tiempos antiguos, tiene en cada ciudad quienes lo predican, siendo leído en las sinagogas todos los sábados.” (Hechos 15:21) Esto nos dice que los gentiles ya se reunían en el sábado y seguirán haciéndolo, escuchando la lectura del Pentateuco. Los primeros discípulos se reunían a veces con los judíos en la sinagoga hasta que alguien causó problemas y los judíos los obligaron a separarse. (Hechos 17:1-13) Las Escrituras (la Palabra de Dios) eran leídas cuando se daba instrucción a los discípulos en los servicios del sábado. (2 Timoteo 3:16) El apóstol Pablo instruyó a su discípulo y joven anciano Timoteo, “Predica la palabra; insiste a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta, con toda paciencia y doctrina.” (2 Timoteo 4:2) Aquellos que leen sus propias ideas preconcebidas en la decisión de Hechos 15 como un rechazo de los Diez Mandamientos y otras leyes importantes cometen un grave error de juicio. El Nuevo Pacto también es crucial para entender cuando se trata de los rituales del Antiguo Pacto y las cosas físicas asociadas a él.
Espero que lo que se ha escrito en estas cartas de los viernes por la noche, con más estudio, les ayude a ser más fuertes en la Palabra de Dios y en su relación con Él. Tendremos mensajes en el sábado relacionados con este tema en las próximas semanas y meses.
¡Amigos, brazos arriba! Nuestras oraciones y pensamientos están con ustedes todos los dias. Por favor, oren por nosotros.