Cálidos saludos cordiales desde la costa del Golfo a nuestros amigos, queridos hermanos, compañeros de trabajo, familia espiritual e hijos de Dios dispersos. Mi esposa y yo oramos y esperamos que todos se encuentren bien y que nuevamente su semana haya sido bendecida.
Mi esposa y yo estamos deseando la llegada de este sábado, ya que tenemos “doble celebración”, si así prefieres expresarlo, con el sábado semanal y al día siguiente la Fiesta de Pentecostés. Espero pasar un tiempo extra con los hermanos para celebrar juntos estas fiestas de Dios. Nuestra hija, nuestro yerno y nuestra nieta también nos acompañarán, lo cual constituye un gran placer.
Espero que el mes de mayo, haya comenzado con Buenos auguries. Sé que algunos de ustedes han tenido que afrontar desafíos y estrés, pero siguen con fe en el Eterno quien los sostiene.
¿Has meditado en la siguiente Escritura? “Y ya han olvidado por completo las palabras de aliento que como a hijos se les dirigen: Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor ni te desanimes cuando te reprenda, porque el Señor disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como hijo” (Hebreos 12:5-6)
Las palabras “disciplina” y “azote” no traen a tu mente acciones placenteras. Muchos de nosotros cuando niños fuimos corregidos alguna vez y recibido algunos azotes. Tal vez asocies lo expresado anteriormente con esa experiencia.
Yo recibí de niño mi cuota de azotes. A medida que fui creciendo, durante mi adolescencia, también recibí corrección, estímulos, e igualmente educación. Ahora, como adulto, por décadas, la corrección y el estímulo los he recibido en las formas menos usuales. Estoy seguro que muchos de ustedes piensan lo mismo.
¿De manera que, cuando Dios disciplina, lo hace para penalizarte por algún error? Lo descrito arriba no ecesariamente relaciona la disciplina con el castigo o la reacción por los errores. La palabra griega traducida como disciplina es paideia. En El Lexicón Bíblico Griego (en línea) se escribe el siguiente comentario acerca de la aplicación de esta palabra:
“1] todo el entrenamiento y educación de los niños (que tiene relación con el cultivo de la mente y la moral, y emplea ahora para este propósito mandatos y advertencias, ahora reprensión y castigo). También incluye el entrenamiento y cuidado del cuerpo. 2] todo lo que en los adultos también cultiva el alma, esp. corrigiendo errores y frenando pasiones”.
Vemos que hay una variedad de métodos para realizar la formación y la educación que tienen relación con paideia. Algunos ivolucran desaprobación y penalización. Esta misma palabra aparece expresada en otros escritos del apóstol Pablo. Efesios 6:4 “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor”. La palabra griega usada por “entrenamiento” es paideia. El entrenamiento que los padres deben proporcionar no debe ser algo que provoque y cause una reacción airada.
Hay una variedad de formas para entrenar a los niños. Instrucción verbal, ejemplo personal, respuestas apropiadas a los comportamientoa erróneos.
Veamos otro comentario del apóstol Pablo “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”. (2 Timoteo 3:16) La palabra usada para “instruir” es nuevamente paideia. Podriamos asociar correctamente todos los calificativos atribuidos a las Escrituras, usados en este verso, con paideia.
Regresando a Hebreos 12. “Es verdad que ninguna disciplina [paideia] al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados”. (v 11). Pablo parece relacionar la “disciplina” acompañada de discusiones con experiencias no placenteras y dolorosas. La vida nos trae situaciones y eventos inesperados y difíciles, ¿no es así?
Hechos 14 registra un suceso en relación con la predicación de Pablo en una sinagoga en Iconio. Una multitud de judíos y griegos creyeron. Sin embargo, se suscitó un problema y los gentiles y los judíos, junto con sus gobernantes, realizaron un atentado a piedra contra Pablo y Bernabé, de manera que tuvieron que huir a Listra.
Pablo intervino en la sanación de un paralítico de manera que la multitud quería adorarlo junto con Bernabé, pero fueron persuadidos. “Entonces vinieron unos judíos de Antioquía y de Iconio, que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. Pero rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad”. (Hechos 14:19-20)
¿Porqué tuvo Pablo que sortear estos eventos difíciles después de haber hecho tantos esfuerzos para servir a Dios y predicar Sus Buenas Nuevas? Esta es una buena pregunta.
A pesar de estos contratiempos, Pablo cotinuó con sus prédicas, llamando a nuevos discípulos, aconsejándolos a continuar en la fe, confirmando sus ánimos, exhortándoles a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: “Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios” (v 22). Pablo aceptó todos los retos y dificultades permaneciendo en la fe de su llamado y obligaciones, continuando con el cuidado y servicio a todos los miembros de las diferentes congregaciones.
Continuemos con Hebreos 12. “Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos”. La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo”.
Y esta frase: “Aún una vez”, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles. (Hebreos 12:25-27)
Nuestro amante Padre celestial permite los juicios, retos, penas y dificultades para llegar a nosotros.
¿Cómo responderemos tú y yo? ¿Qué aprenderemos de esto? ¿Será nuestra fe sacudida o será firme e inamovible a pesar de las circunstancias adversas? “Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día”. (2 de Corintios 4:16).
El estrés y las dificultades pueden envejecernos, pero Dios engrandece al hombre interno y el carácter espiritual, el compromiso y la fe en Él, suceso tras suceso. La Fiesta de Pentecostés describe un evento milagroso, donde la humanidad tiene la oportunidad de tener el dinámico poder del Eterno morando en cada persona mediante Su santo Esapíritu. ¡Es ese EN nosotros lo que marca la diferencia!
A medida que crecemos, con la fuerza adquirida, la reprensión que padecimos puede cesar como se expresa en Romanos 8:28: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. ¿Entonces, la lección? No desprecies Su reprensión.
¡Brazos arriba amigos! Nuestras oraciones y pensamientos están diariamente con ustedes. Por favor oren por nosotros también.
Tengan un sábado y Pentecostes inspiradores y bendecidos.