Saludos cordiales desde aquí en la Costa del Golfo para los amigos, hermanos, compañeros de trabajo, familia espiritual y hijos de Dios dispersos. Mi esposa y yo oramos y esperamos que se encuentren bien y que nuevamente su semana haya sido bendecida.
El pasado viernes tuvimos una buena exposición acerca de la explicación de Cristo relacionada con el porqué de haber sido instituido el lavatorio de pies como parte de la celebración del servicio de la Pascua. La última afirmación de Cristo nos proporciona la visión acerca de Su pensamiento, de cómo debemos ser y seguir Su ejemplo.
Durante esta prima noche de hoy viernes continuamos dando respuesta a la pregunta ¿por qué el servicio de lavado de pies? Voy a compartir varias escrituras para leer a medida que vamos desarrollando esta carta vespertina. Muchos de ustedes están de acuerdo en que estas misivas son de mucha ayuda en el estudio del sábado.
En primera instancia quiero leer Juan 13:14. “Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros”. Muchos pasan por alto esta declaración categórica y/o la ignoran por completo.
Estas son las razones que Cristo nos dio con su ejemplo de por qué el lavado de pies debe ser parte del servicio de Pascua.
1) Porque Cristo nos ordenó hacerlo (a usted y a mi).
2) Es en esencia una ordenanza de humildad. Incluso de manera subliminal, Dios quiere que ocurra esta humildad, para poner nuestra mente en el estado de ánimo y la perspectiva adecuados. Servir también es una actitud, y no justamente una acción física. Si no tenemos cuidado, podemos vernos involucrados en toda clase de “actividades eclesiásticas” y no realizar lo que nuestro corazón y nuestra mente nos ordena hacer y no oficiar las ceremonias con actitud de servicio.
3) A través del lavado de pies aprendemos que el sirviente no es mayor que su patrón. Esta parte de la Pascua te ubica en la posición literal de servidor. Jesucristo simboliza el oficio de sirviente y no de aquel a quien se le sirve.
Vemos que cuando Dios, el Padre y el Verbo decidieron realizar el plan de hacer a la humanidad parte de la familia de Dios, de ser hijos de Dios, uno de ellos escogió ser subordinado y venir a la tierra a morir por todos nosotros. Desde el principio, el plan que confeccionaron y acataron estaba relacionado con el servicio y el dar por parte de todos.
Lo que Dios dice puede ser aplicado tanto a las relaciones terrenales entre servidores y patrones, como a las espirituales con Cristo. Vemos en las páginas del evangelio cómo Jesús mantenía su relación con Dios el Padre.
Cristo, el enviado, no es mayor que quien lo envió (Dios el Padre).
Pero esa no es la forma en que la mayoría del mundo lo ve, ¿o sí? Como he mencionado en mensajes a lo largo de los años: “el mundo ignora al Padre”. Algunos incluso enseñan que “Él era ese Dios mezquino del Antiguo Testamento”. Aunque esa perspectiva muestra un malentendido de quién es el Dios del A.T. era…era el Verbo, el Logos, el que se hizo Cristo. (Juan 1:14).
4) Otra lección que nos enseña el lavatorio de pies, es que Cristo nos limpia. Cristo es la Palabra de Dios. Los discípulos fueron lavados por el agua de la Palabra.
Note la reacción de Pedro cuando Cristo se llegó a él. “tú no puedes lavar mis pies”. Cristo le respondió: “Si no te lavo, no tendrás parte en mi reino”. Pedro entonces dijo: “lava todo mi cuerpo”.
Recuerde las palabras de David en el salmo 51:2 “lávame completamente”.
Antes de que podamos comer simbólicamente el cuerpo de Cristo y beber su sangre, debemos ser lavados por él. Cada año, cuando se nos lavan los pies, debemos recordar que un siervo , (puede ser uno de su querida familia o un hermanos) de Jesucristo está actuando en Su nombre para lavarnos los pies.
5) Otra lección que podemos aprender es que tenemos un papel intrincado que desempeñar en el lavado de los pies unos a otros. Cristo lava, pero nosotros ayudamos a nuestros hermanos a ser limpios. Entonces, el lavado de pies demuestra el Amor Divino. Su propósito fue diseñado para mostrar amor desinteresado por las personas, es decir, (toda la humanidad), y estar dispuestos a perdonar a los demás.
En Juan 13:14, Cristo expresa: “Pues si yo, vuestro Señor y Maestro, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros“.
- ¿Es esto simplemente enseñar a los discípulos a servirse unos a otros? Jesús dejó en claro que el lavatorio de los pies simbolizaba el perdón de los pecados, o estar limpio.
- ¿Tú y yo tenemos la responsabilidad de perdonarnos unos a otros? ¡Sí, la tenemos!
Jesucristo fue traicionado por una de las personas cuyos pies lavó, y abandonado por el resto. Todos lo maltrataron. Y debido a sus acciones, tuvo que morir.
Sin embargo, les sirvió. Nos ofendemos unos a otros. Hacemos cosas que no deberíamos, o no hacemos las que deberíamos realizar. Necesitamos ser tanto los perdonados, (esto es, limpiados)… como los que perdonan, (por ejemplo, quienes lavamos los pies.)
Cuando la escritura dice “Feliz eres tú…” ¡hay una razón muy profunda por la que dice eso!
Finalmente, observemos de nuevo Juan 13:17, donde Jesús concluye sus comentarios sobre el lavado de pies: “Si sabéis estas cosas, dichosos seréis si las hiciereis“. Observamos que el énfasis está en su aplicación, no en si los conocemos o incluso los entendemos.
En este versículo, Cristo hace una declaración muy positiva: Seremos felices si ponemos en práctica esta enseñanza.
Él sabía que los rencores, el odio, la ira y la falta de perdón no hacen más que encadenarnos y obstaculizar nuestro crecimiento espiritual. Perdonar a los que han hecho cosas contra nosotros nos libera de los sentimientos de animosidad. Nos permite ser felices.
Entonces, tú y yo necesitamos lavarnos los pies, tanto como necesitamos ser lavados.
Amigos y hermanos, la mayoría de las personas en este mundo no lo hacen. ¿Por qué? Porque lavarse los pies unos a otros es demasiado vergonzoso para ellos. Hoy en día no usamos sandalias (aunque las chancletas se están volviendo cada vez más populares), por lo que no tenemos que tener sirvientes en nuestras casas, ni lavarnos los pies cuando entramos en nuestros hogares como lo hacían en aquel entonces. Pero… la directriz es la misma.
Encontramos SERVICIO-LEALTAD-AMISTAD todo en una actitud de servicio de lavado de pies.
En la Biblia Dios es llamado “Padre”, porque Él quiere “hijos”… no sólo un hijo, sino como Él dice “muchos hijos para la gloria“.
El lavatorio de los pies transmite en nosotros la actitud que Dios quiere que tengamos… ¡que Él ya la tiene! Debemos desear ser parte de una familia.
Dios también quiere que tengamos una relación cara a cara con Él. El servicio de lavado de pies nos da una relación cara a cara entre nosotros. No puede acercarse mucho más el uno al otro físicamente, que cuando se lavan los pies mutuamente. ¿Puedo recomendar mirar a los ojos a la persona cuyos pies estás lavando? Como padres, miramos a nuestros hijos, los abrazamos y deseamos una relación con ellos. Dios no es diferente con nosotros.
Otro aspecto importante del servicio de lavado de pies es que también nos muestra que ninguno de nosotros es mejor que los demás. Debemos servir a Dios y servirnos unos a otros.
En Juan 13:1 leemos el relato de la Pascua. Por tres años y medio Cristo había servido a Sus discípulos. Los amó hasta el final. Colgando de la cruz o del madero, pensó en ellos.
Aprendemos que el amor, la preocupación por los demás, la obediencia… todo está unido. Amigos, podemos y debemos aprender que tenemos la oportunidad de tener una relación única con personas dentro del cuerpo de Cristo o la familia de Dios. Incluso extendiéndonos a este mundo: ¿nos acercamos a otros como futuros hijos de Dios?
Desafortunadamente, este mundo se nos contagia y, a menudo, nos volvemos abrasivos, duros y desarrollamos una capa exterior que algunos no pueden romper. ¿De qué tenemos miedo? ¿Que otros vean nuestra humanidad?
¿Cuándo fue la última vez que usted o yo servimos honestamente a uno de los miembros de la familia de Dios? Espero que no estemos tan ocupados en nuestras vidas. Solo “servimos” cuando llegamos a la Pascua y lavamos los pies.
Veamos rápidamente Juan 13:2-3. En el versículo 3, Cristo estaba pensando en regresar al Padre. Es bastante estimulante leer esto.
Tal vez podríamos pensar que hubiera sido un buen momento para que Él hubiera dicho: “Ah, olvida esta parte de la Pascua … me voy a casa”. Pero, Cristo no se dio por vencido de ejecutar el plan que Él y el Padre habían diseñado. y acordó darle cumplimiento.
En el verso 7 Pedro no entendió totalmente lo que simbolizaba el Lavatorio de Pies. Los discípulos sabían que Cristo representaba al siervo que lavaba los pies en la puerta.
En el verso 8 Sus mentes quedaron atónitas al ver a Cristo agachándose así de bajo, hasta el nivel de sus alumnos, para lavarles los pies.
Consideremos un par de versos más.
Veamos Mateo 20:25-27. En el versículo 24 se nota un sentimiento muy intenso. En el 25, la palabra “dominio” significaba un gobierno severo. En el versículo 26 en el griego original significaba “siervo, ministro”.
Y ¿qué podemos deducir del versículo 27? Se nos está preguntando, ¿hemos venido a la iglesia o al cuerpo de Cristo para servir?
Celebramos la Pascua, en parte, porque todos hemos cometido errores y pecado y necesitamos la reconciliación. Pero hay mucho más.
Observe Lucas 12:31. Aquí vemos un punto muy gráfico sobre el servicio. En el versículo 32 el Padre está emocionado al darnos el Reino. En el 33 leemos la palabra “vender”, o sea, estamos mostrando una actitud de abnegación y servicio. Podríamos preguntar: ¿en que estamos enfocados tú y yo?
Versos 36-37. Se vistió, con ropa especial, mostrando una actitud dispuesta al servicio, en la que el resultado final será el mismo. ¡Cristo servirá en la Cena de las Bodas! No se sentará en la mesa principal esperando que lo sirvan, ni tendrá reservado asientos ni una zona acordonada.
Cuando nos reunamos para celebrar la Pascua este año y comencemos a lavar los pies, recordemos y consideremos estas cosas que hemos analizado.
1) Cristo nos ordena hacerlo.
2) Es una ordenanza de humildad.
3) A través del lavatorio de pies aprendemos que el siervo no es mayor que el señor. Este servicio te coloca en la posición literal de un sirviente. Cristo simboliza Su oficio de siervo.
4) El lavatorio de los pies simboliza a Cristo limpiándonos. Nos recuerda que Él es quien nos lava. Antes de tomar el pan y el vino, necesitamos estar limpios.
5) El lavado de pies nos recuerda que debemos perdonar. Tenemos una parte en el acto de ayudar a otros a ser limpios.
Confío en que celebremos la Pascua con gozo y nos demos cuenta de que Cristo quiere que seamos unificados, una mente, un cuerpo y un Espíritu. El lavado de pies nos da la oportunidad de servir verdaderamente a Dios y a los demás, y de llegar a ser como nuestro Señor y Salvador, Sumo Sacerdote, hermano mayor y amigo… Jesús el Cristo. Que todos recordemos las palabras de Juan escritas bajo la inspiración de Dios en Juan 13:12. “Entonces, después que les hubo lavado los pies, y tomado sus vestidos, y vuelto a sentarse, les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho?”
Finalmente, en el versículo 17, Él dice claramente: “Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis”.
En un poco más de una semana, tú y yo participaremos (como lo hará el cuerpo como un todo) en el servicio de Pascua. Que sea una experiencia gozosa reflexionar sobre la bendición de lo que Él nos ha revelado.
¡Amigos, brazos arriba! Nuestras oraciones y pensamientos están con ustedes todos los dias. Por favor, oren por nosotros.