Amigos, hermanos en la fe, colegas, familia espiritual, y hijos de Dios en la dispersión: Desde nuestras oficinas en la Costa del Golfo, reciban un cálido saludo. Mi esposa y yo oramos por ustedes y esperamos que nuevamente hayan tenido una semana bendecida.
A medida que nos acercamos a los festivales de otoño, ¡yo recuerdo que la Fiesta de las Trompetas se realiuzará muy pronto! Disfruto observando la luna cuando se avecinan las Fiestas de Dios. Tendremos luna llena el domingo 22 de agosto y luna nueva el 7 de septiembre a las 12.52 de la madrugada. La Fiesta de las Trompetas tendrá lugar el 7 de septiembre, y su inicio será durante el atrardecer del dia 6. ¡Este festival es muy rico en significado! Nos recuerda que los seres humanos (incluidos los santos de Dios, los llamados discípulos) son seres termporales que igualmente descenderán a la tumba y permanecerán inconscientes después de la muerte, pero volverán a la vida al sonido de la séptima, y última, gran trompeta. ¡La Creación y el plan de Dios nos encaminan tanto hacia Él como hacia hacia nuestro destino!
Esta verdad contrasta con las ideas de culturas pasada e iglesias actuales, relacionadas con la vida después de la muerte. Algunas creencias, como la última mencionada, provienen del sistema religioso del antiguo Egipto compilado por la Historia, especialmente la idea de “la inmortalidad del alma”.
Aunque no es una fuente de total credibilidad, el artículo “Religión egipcia antigua” de Wikipedia establece que: “Los egipcios elaboraron creencias acerca de la muerte y la vida del más allá. Creían que los humanos poseen un Ka o fuerza vital; un componente del espíritu humano, principio universal e inmortal de la vida, que abandonaba el cuerpo al instante de la muerte. Afirmaban que, en vida, el Ka recibe su sustancia de los alimentos y las bebidas, de manera que después de la muerte, podía seguir recibiendo ofrendas de alimentos cuya esencia espiritual podía consumir. Cada individuo igualmente poseía un Ba o conjunto de características espirituales únicas de cada persona. A diferencia del Ka, el Ba permanecía unido al cuerpo después de la muerte. El ritual funeral egipcio pretendía liberar el Ba del cuerpo, de manera que este pudiera moverse con libertad para reunirse con el Ka para conformar un Akh. Sin embargo, también era importante que el cuerpo del difunto fuera preservado para que el Ba pudiera retornar al cuerpo cada noche para recibir nueva vida, para emerger por la mañana como un Akh”.
Tomando del artículo “La religión egipcia” de la enciclopedia Infoplease: “Cuando una persona moría se unía a su Ka. Más importante que el Ka era el Ba, el cual era equiparable al alma de una persona. Específicamente, era la manifestación del individuo después de la muerte, usualmente representado mediante un pájaro. También creían en la existencia del Akh, el cual era la transformación de algunos de los muertos nobles en objetos eternos. Los más nobles se creía eran transformados en estrellas que se unían al ritmo cambiante del universo”.
Citando de la Enciclopedia mundial del libro Millenium 2000: “Muchos de los egipcios antiguos pintaban los más finos cuadros, y otras obras de arte, en las tumbas y templos. Los artistas cubrían las paredes de las tumbas con imaginativas escenas de la vida diaria y guias pictóricas de la vida del más allá. Estas pinturas no eran meramente decorativas, sino que reflejaban la creencia de que dichas escenas se harían realidad en un mundo por venir. Los propietarios de las tumbas eran transformados y pintados como seres jóvenes y atractivos en un ambiente placentero el cual gozarían en la vida del más allá… los egipcios antiguos creían en una vida después de la muerte. Conservaban sus posesiones favoritas y objetos prácticos enterrados juanto con ellos para su uso posterior”.
Una de las Iglesias más difundidas, la Iglesia Católica, también tiene sus creencias acerca de la vida del más allá. Citando el artículo RCC de la Enciclopedia mundial del libro Millenium 2000: “De acuerdo con la doctrina católica, la vida no termina con la muerte corporal, sino que que el alma deja el cuerpo y entra al cielo, al purgatorio o al infierno. En el día del Juicio Final, cuando este mundo haya acabado, las almas serán tornadas a sus cuerpos. “El cielo es la comunión eterna de aquellos que han alcanzado su destino. Ellos verán a Dios tal cual es y lo amarán, así como también se amarán unos a otros en completo gozo. El purgatorio es un estado temporal para las almas que murieron en el amor de Dios, pero deben ser purificadas de toda impiedad. La Iglesia Católica Romana define el infierno como la ausencia de Dios, resultado de una completa desesperación. Los condenados son conscientes que han abandonado a Dios y rehusado de Su comunión”.
¿Qué tiene que ver esto con la Fiesta de las Trompetas? Contrastando, hallamos en Génesis 2:7. “Y el Señor Dios formó al hombre del barro de la tierra y sopló en su nariz aliento de vida, y el hombre se convirtió en un alma viviente”.
Después que Adán y Eva pecaron les fue dicho: “Con el sudor de tu frente comerás el pan de cada día hasta que retornes al suelo del cual fuiste formado; porque polvo eres, Y al polvo regresarás” (Génesis 3:19). La humanidad fue creada mortal, sujeta a envejecimiento y muerte. ¡No veo mención de un alma inmortal aquí!
Humanos y animales tienen una muerte semejante. Cuando cesa la respiración el corazón deja de latir y no envía oxígeno a través del flujo sanguíneo. “Lo que sucede al hijo del hombre, también sucede a los animales; una cosa sucede a todos: así como uno muere, muere el otro. Con seguridad, todos tienen un mismo aliento: el hombre no tiene ventaja sobre los animales, todo es vanidad. Todos van a un mismo lugar: todos vienen del barro y a él regresan” (Eclesiastés 3:19-20).
La Escritura nos enseña que los muertos no tienen conciencia. Los muertos no sienten penas ni sufrimiento y no se pueden comunicar. “Los vivos saben que deben morir; Pero los muertos nada saben… Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el Seol, adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría” (Eclesiastés 9:5, 10) “En la muerte no hay memoria de ti: En el Seol ¿Quién te alabará?” (Salmos 6:5)
Job, el patriarca de la fe sabía que después de su muerte un evento futuro lo afectaría, levantándolo de la tumba y cambiándolo de su estado de inconsciencia, de muerte y polvo en el sepulcro, a uno nuevo de vida.
A través de los años, a menudo he leido las siguientes escrituras en los servicios relacionados con el sepulcro antes que el difunto haya sido enterrado.
(Job 14:13-15) 13 “¡Ojalá me escondieras en el sepulcro, que me mantuvieras en secreto hasta que pasara tu ira, que me asignaras un tiempo determinado y te acordaras de mí! 14 Si un hombre muere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi tiempo señalado esperaré, hasta que llegue mi cambio. 15 Tú llamarás, y yo te responderé; Desearás la obra de tus manos.”
Así que, Job sabía que, al momento de la Fiesta de las Trompetas. Dios lo llamaría, lo convocaría de la tumba. Esto no implica que el patriarca iba a estar consciente en la tumba hasta que Dios lo levantara a él, y a muchos otros, al sonido de la trompeta. Pero una vez que fuera resucitado por la intervención de Dios, sabía que tendría un cuerpo cambiado y en ese instante volvería a vivir. La Palabra de Dios debe ser nuestro fundamento. La verdad viene de Su Palabra. La próxima vez examinaremos más Escrituras que se utilizan incorrectamente en un intento de enseñar el concepto de un “alma inmortal”.
¡Amigos, brazos arriba! Nuestras oraciones y pensamientos están diariamente con ustedes. Por favor, oren por nosotros.