Amigos, hermanos en la fe, colegas, familia espiritual, y hijos de Dios en la dispersión: Desde aqui en la Costa del Golfo, reciban un cálido saludo. Mi esposa y yo oramos por ustedes y esperamos que nuevamente hayan tenido una semana bendecida.
El martes próximo pasado, celebramos y adoramos a Dios en Su Fiesta de las Trompetas. Con el comienzo de las Fiestas de Otoño se siente el entusiasmo general. Una pregunta, que quiero comentar y examinar, me viene a la mente.
¿Por qué algunas personas que creen y adoran a Dios en Sus Sábados semanales, rehúsan hacerlo en Sus Sábados anuales?
La razón aducida es que las fiestas y días santos eran obligatorios para los judíos y para los que estaban cobijados por el Viejo Pacto, pero no para los creyentes en el Nuevo Testamento. ¿No le parece un sinsentido separar los Sábados semanales de los anuales?
Las Escrituras no hacen distinción en la observancia de estos días especiales. A menudo leemos las afirmaciones hechas en Levítico 23. “Habla a los Hijos de Israel y diles: “Las Fiestas del SEÑOR que proclamarás como santas convocaciones, esas son Mis fiestas”. (Lev. 23:2). La lista incluye los Sábados semanales y son denominadas “las fiestas del Señor” y NO las fiestas de los Judíos. La primera señalada es el Sábado semanal.
Cuando Esdras regresó de Babilonia para restablecer en Jerusalén el templo y la adoración a Dios, primero se construyó el altar de los holocaustos. Durante el séptimo mes del año, el pueblo se congregó como un solo hombre y entonces celebraron la Fiesta de Tabernáculos y fueron ofrecidos holocaustos con regularidad.
Note la afirmación hecha en el relato en Esdras 3. “Además de esto, el holocausto continuo, las nuevas lunas, y todas las fiestas solemnes de Jehová, y todo sacrificio espontáneo, toda ofrenda voluntaria a Jehová (Esdras 3:5). “Las fiestas establecidas del SEÑOR” deben incluir tanto los Sábados semanales como los anuales, señaladas con esta designación en Levítico 23.
El SEÑOR explica varias veces en el libro de Ezequiel las razones por las que la casa de Israel fue enviada al cautiverio. Echemos un vistazo breve a una de ellas. “porque despreciaron Mis juicios y no anduvieron en Mis estatutos, sino que profanaron Mis Sábados, porque su corazón se fue tras sus ídolos”. (Eze. 20:16) En el versículo 13 se usa la expresión “profanaron en gran manera Mis sábados”. En particular, yo pienso, que es posible, que esta frase no se haya adicionado con el propósito de incluir tanto los sábados semanales como los anuales, pero ciertamente con el uso del plural “Sábados” si parece ser válida dicha inclusion.
En varios capítulos se agrupan las celebraciones de “los Sábados, las Lunas Nuevas y las fiestas fijas” (1ª Cr. 23:31; 2ª Cr. 2: 4; 2ª Cr. 8:13; 2ª Cr. 31: 3; Ne. 10:33; Ezequiel 45:17). Las Lunas Nuevas no se enumeran en Levítico 23 como “convocaciones santas”, pero se sabe que en ellas se ofrecieron sacrificios. En la iglesia las consideramos como importantes para determinar las fechas para celebrar las fiestas y los sábados anuales del Señor.
A continuación, examinemos una Escritura que se usa para rechazar la observancia del Sábado y los Días Santos, pero que en realidad es una prueba muy real de que estaban siendo observados incluso por los gentiles en la iglesia.
“Así que nadie los juzgue a ustedes por lo que comen o beben, o con respecto a días de fiesta religiosa, de luna nueva o de reposo. Todo esto es una sombra de las cosas que están por venir; la realidad se halla en Cristo” (Col. 2:16-17 NVI)
He omitido las palabras en cursiva que implican una comprensión inexacta. La palabra “Sábado” aparece en singular en griego. Los ascetas criticaban a los miembros por disfrutar de la comida y la bebida al celebrar los días mencionados. Pablo dice que los feligreses deben buscar a los maestros debidamente constituidos en la iglesia para emitir un juicio sobre cómo celebrar los días. La inferencia obvia es que los días, incluidos el Sábado y los días santos, estaban siendo observados por los miembros de la iglesia de Colosas. Pablo menciona que todavía “son” una sombra de lo “por venir”, lo que implica una celebración continua y anticipar en su cumplimiento futuro.
Como muchos saben, Pablo hizo una declaración clara, pero a menudo ignorada, con respecto a la Fiesta de los Panes sin Levadura: “Celebremos, pues, la fiesta” (1ª Corintios 5: 8). El registro de las prácticas de los apóstoles y la iglesia primitiva es que ellos celebraban el sábado, las fiestas y los días santos.
Pronto continuaremos con la celebración de uno de estos días importantes, el Día de la Expiación, una de las fiestas del Señor, que Él nos ha dado para que sea tanto una bendición como un recordatorio de Su maravilloso plan de salvación y el papel que Jesús el Cristo desempeña en él.
Mi esposa y yo deseamos anticipadamente estar con todos ustedes para celebrar este próximo Sábado, Expiación, la Fiesta de los Tabernáculos y el Octavo Día/Último gran día.
¡Brazos arriba, amigos! Nuestras oraciones y pensamientos están con ustedes todos los días. Por favor, oren por nosotros también.