Cálidos saludos cordiales desde la costa del Golfo a nuestros amigos, queridos hermanos, compañeros de trabajo, familia espiritual e hijos de Dios dispersos. Mi esposa y yo oramos y esperamos que todos se encuentren bien y que nuevamente su semana haya sido bendecida.
En abril 17 de 1952, el entonces Presidente de U.S.A, Harry S. Truman, sancionó una ley proclamando un Día Nacional de la Oración, el cual sería conmemorado anualmente en la fecha escogida por cada presidente. En 1988 la ley fue enmendada, de manera que la celebración se estableció para el primer jueves de mayo, como hasta la fecha se ha venido haciendo. Su observancia anual, prescrita por el Congraso de Los Estados Unidos, invita a los ciudadanos a acercarse a Dios en oración, meditación y reflexión.
Ayer, 06 de mayo, fue el Día Nacional de la Oración. Sin lugar a dudas, se realizaron diversas actividades y encuentros. Desafortunadamente, muchas de estas celebracioes ignoraron el verdadero motivo y solo se refirieron a cosas de la vida diaria.
Es cierto que muchas personas no se apercataron de este día. Algunos Presidentes, en sus alocuciones, o con referencia a este día, suelen no hacer alusión a las verdades de Cristo. Una pregunta viene a nuestra mente: ¿Es esto algo que tú y yo debemos hacer? ¿debemos orar por nuestro país?
Las Escrituras nos dan instrucciones para realizar esta tarea. Podemos encontrar un ejemplo en Primera de Timoteo, capítulo 2, versos 1 al 3. Al inicio del capítulo el apóstol Pablo escribió: “Exhorto, ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres; por los reyes y por todos los que están en eminencia”.
Sabemos acerca de lo que el apóstol quiere que oremos. Continuando con el verso 2:”Para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad”. En el verso 3 expresa: “Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador” (1 Timoteo 2:1-4).
De manera que es bueno orar por nuestro país, por el lugar en donde vivamos, no solo por los Estados Unidos. Es bueno orar por nuestros lideres. De hecho, es algo que más vale que hagamos; porque nos ayuda a identificar en parte, donde radica nuestra verdadera esperanza.
¿Se trata de nuestra creencia en los líderes humanos, en nuestra nación, o en nuestros gobernantes, o en algo mucho más grande?
Hay un pasaje en el libro de Mateo donde Cristo se refirió a esta pregunta. Una referencia tomada de Isaías, escrita en Mateo, capítulo 12, donde se nos indica que así oremos por nuestros líderes o por nuestro país, se debe tener presente que nuestra esperanza debe estar centrada en Dios. Sea individualmente, o como nación, nuestra esperanza debe radicar en el Creador. Y no solamente eso, sino que, además de orar, debemos vivir como el Eterno lo manda.
Note lo dicho por Cristo en Mateo 12. Claramente al comienzo del verso 21, Cristo se refiere tanto a Isaías como a si mismo: “Y en su nombre esperarán las naciones”. (Mateo 12:21). En algunas traducciones aparece los “gentiles” creerán.
La pregunta importante es: ¿Qué haremos como personas, con respecto a las creencias de nuestra nación?
Este Día Nacional de la Oreción debe recordarnos que, como pueblo de Dios, absolutamente necesitamos centrar nuestras creecias en Dios. Igualmente debe quedar claro que debemos vivir como Él lo manda y acatar Sus Mandamientos.
Debemos estar enfocados hacia el tiempo cuando Jesucristo establezca el Reino de Dios a su segunda venida. Y Él está por llegar. De manera que, mientras tanto, busquemos a Dios y oremos. Oremos por nuestros líderes. Oremos por nuestro pueblo. Oremos por nosotros mismos, por cada uno, y miremos a Dios como la guía definitiva de nuestras vidas. Oremos “Venga a nosotros tu Reino”. (Mateo 6:10)
¡Brazos arriba amigos! Nuestras oraciones y pensamientos están diariamente con ustedes. Por favor oren por nosotros también.