Amigos, hermanos en la fe, colegas, familia spiritual e hijos de Dios dispersos: desde el sur de Texas reciban un calido saludo. Mi esposa y este servidor oramos por vosotros y confiamos en les este yendo bien, hayan disfrutado el Dia de Acción de Gracias y esta semana haya sido bendecida.
Durante el verano de 2015 mi esposa y yo viajamos a Montana para pasar unos pocos días con algunos amigos y un compañero, el pastor Glen White y su esposa Connie, quienes habíamos conocido hace 50 años.
Un viernes, despues de arribar a Montana, tuve la oportunidad de viajar por la autopista, adentrándome en las montañas Biterroot, (una parte de la cordillera de las Montañas Rocosas, al oeste de Montana), y caminar otras 2 millas y media al Lago Glacial, un área bastante aislada que se encuentra inmerso en la foresta, donde realicé pesca de tímalo (salmón) con mosca. Es obvio que, en esta área, donde no se cuenta con servicio de celular y los teléfonos inteligentes no funcionan, debemos valernos “por nuestros propios medios” durante la caminata de ida y regreso y mientras pescamos.
En esta parte del país viven, y son muy comunes, algunos de los “asesinos” más conocidos del reino animal: osos pardos, pumas, lobos, gatos monteses, linces, osos negros, entre otros, los cuales son usualmente tímidos, pero en ocasiones se tornan peligrosos. Los dos hombres que me acompañaban portaban armas cortas para protegernos en caso necesario. Yo cargaba únicamente una navaja pequeña y una caña de pescar con mosca.
A medida que caminamos y nos adentramos en un área remota, comencé a tener una sensación de temblor, duda y miedo. ¿Era una buena idea? ¿Estaba probando a Dios al aventurarme en un área como esta? ¿Podía enfrentar a alguno de estos asesinos? Medité en Proverbios 28:1. Varias analogías espirituales vinieron a mi mente mientras caminaba, paso a paso, por el desafiante paraje frente a mí.
Amigos, ¿han considerado qué es lo que socava, debilita y mata nuestra fe? ¿Qué destruye literalmente la fe en la vida del cristiano?
¡Vivimos en tiempos donde nuestro adversario Satanás está ejerciendo su influencia en la cultura de nuestros días para destruir la fe viviente! Duda, preocupaciones, miedos, compromisos y falta de obediencia a Dios bombardean nuestras convicciones.
Como afirmamos con frecuencia, la duda, y el miedo especialmente, impiden nuestro crecimiento espiritual y debilitan la audacia mencionada en Proverbios 28, con respecto a la visión y la obediencia a Dios. En Romanos 4: 20-21 leemos acerca de Abraham, conocido por nosotros como el padre de la fe: “No dudó en la promesa de Dios por incredulidad, sino que fue fortalecido en la fe, dando gloria a Dios y siendo plenamente convencido de que lo que había prometido también podía cumplirlo”. La palabra vacilar que se usa aquí es la misma palabra duda en el griego. Dudar puede significar estar en conflicto con uno mismo, vacilar o dudar. Abraham era un verdadero ejemplo de fe fuerte en el sentido de que estaba plenamente convencido que lo que Dios prometió, lo cumpliría y lo realizaría.
Santiago, el hermano de Jesús, expresó un pensamiento similar en Santiago 1:5-8: “Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie. Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; es indeciso e inconstante en todo lo que hace”.
En los últimos dos años he oído a muchos decir, “¡me siento inestable en este mundo loco!”. “¿Alguna vez volveremos a la normalidad?” – “Las cosas tienen que estabilizarse”.
Observe lo que dice el lexicon griego-inglés Louw / Nida del Nuevo Testamento acerca de ser inestable o de doble ánimo. Esto se refiere a “ser inseguro acerca de la verdad de algo: doble ánimo, dubitativo, escéptico. En varios idiomas, la ‘duda’ se expresa mediante modismos, por ejemplo, ‘tener dos pensamientos’ o ‘pensar sólo quizás’ o ‘creer sólo un poco’ o ‘cuestionar el corazón’ “.
Si Dios lo dice (es decir, si está escrito en la Palabra de Dios), no debemos polemizar lo que Él dice. Solo crea y practíquelo.
Muchos se debaten entre “¿obedecer al hombre, a Dios, o cómo poder determinar cuándo uno está por encima del otro?” “Estoy tan inseguro … ¡es tan difícil!” Y entonces nuestra fe se puede apagar o matar.
Si Dios dice que guardemos una fiesta o el segundo diezmo, ¡los guardamos! Si Dios dice que no trabajemos en sábado, no trabajamos en sábado. Si Dios dice “Guardad la Fiesta de los Tabernáculos 7 días”, lo hacemos. ¿O renunciamos?
Su vida y la mía deben estar regidas por los valores y principios eternos enseñados en la palabra de Dios, no por el humanismo secular y el pensamiento cultural del día. Seguimos la Palabra de Dios en Proverbios 3: 5-6.
Realmente necesitamos el discernimiento entre el bien y el mal. Pablo lo expresó de esta manera en Hebreos 5:14: “Pero el alimento sólido pertenece a los mayores de edad, es decir, a los que por el uso tienen los sentidos ejercitados para discernir tanto el bien como el mal”. No deberíamos vacilar entre dos o varias opiniones. Pero los humanos hacemos eso, ¿no?
¿Caminamos tú y yo por fe, o solo por lo que vemos y oímos? La fe no se basa en lo que vemos, sino en lo que Dios ha prometido. Por lo tanto, sabemos que Dios existe y estamos dispuestos a seguir lo que nos enseña.
¿Cómo crecemos en la fe? (Por cierto, es un don del Espíritu Santo y la fe de Cristo).
Debemos pedirlo a diario. Debemos pedirle a Dios que aumente nuestra fe. Cada vez que obedecemos y le mostramos al Eterno que creemos y estamos dispuestos a seguirlo, crecemos en la fe. A menudo decimos “Esa prueba fue un constructor de fe”. Lo contrario es simplemente “fe muerta” o no tener acción. La fe también proviene del estudio frecuente y diario de la Palabra de Dios.
La Enciclopedia Baker de la Biblia dice esto con respecto a la fe: “La fe y la fidelidad son lógica y lingüísticamente una en el Antiguo y el Nuevo Testamentos. Es decir, las palabras principales para la fe en ambos Testamentos también connotan el concepto de fidelidad. Esto indica que la fe es más que un asentimiento momentáneo a la verdad de Dios, es un compromiso con esa verdad y se manifiesta en la obediencia continua.
“A este respecto, la vida de Abraham es instructiva. Él consintió, confió y actuó de conformidad con la Palabra revelada de Dios. Recibió la revelación del Eterno como verdadera … y sus acciones posteriores probaron su fidelidad. Dejó su hogar y su país, se instaló en una tierra extraña y ofreció a su hijo Isaac como Dios ordenó … La fidelidad, entonces, no debe ser vista como un acto aislado. Más bien es una actitud que debe caracterizar la vida entera de aquellos que dicen tener fe en Dios.”
La duda, el miedo y el compromiso socavan y matan nuestra fe. Una vez más, debemos estar completamente convencidos de que lo que Dios ha prometido, lo hará. La fe dice que confiemos en Él, le obedezcamos y nuestro hombre interior espiritual no morirá.
¡Amigos, brazos arriba! Nuestras oraciones y pensamientos están diariamente con ustedes. Por favor, oren por nosotros.